La investigación del Cementerio de Horta fue publicada en el año 2020 en la web «Art Funerari», proyecto llevado a término por la Universidad de Barcelona. Las fichas fueron elaboradas por Andrés Paredes Úbeda quién se encargó de la búsqueda histórica y fotográfica, Montserrat Oliva Andrés realizó la descripción histórico-artística y el análisis de las obras de arte.
Actualmente, la web «Art Funerari» no está operativa, fue por ese motivo, que se publicó la investigación del Cementerio de Horta en el blog “Fenix Art”, para reivindicar la autoría de los investigadores.
Debido a la extensión del trabajo, el cual, gracias a una exhaustiva labor de búsqueda de sus autores, ha permitido dar a conocer información inédita hasta el momento, esta investigación es pública en dos entradas consecutivas, de las que la segunda, El cementiri d´Horta. Tombes i panteons, contiene la Bibliografia completa, Fuentes documentaels y Prensa.
El cementerio de Horta parte de un estudio previo de los mismos autores: Andrés Paredes y Montserrat Oliva Andrés. “Redescobrint el cementiri d´Horta“. EL POU, Publicación del Grupo de Estudios de la Vall d´Horta y la Muntanya Pelada, 2019, Núm. 9, 56 – 58. Además de un trabajo de investigación anterior, realizado por el fotógrafo Andrés Paredes, quién reveló información desconocida hasta entonces. Esta investigación permitió entre otras cuestiones, identificar con base documental quien cedió los terrenos para la construcción del nuevo cementerio, cesión que siempre se ha atribuido erróneamente al Marqués de la Vall De Ribas. La investigación se publicó en: Paredes, Úbeda, Andrés. <<Cementiri d´Horta, la memòria silenciosa>>. EL POU, Publicación del Grupo de Estudios de la Vall d´Horta y la Muntanya Pelada, 8 diciembre 2018, Núm. 8, p. 55 – 60.
El viejo cementerio parroquial de Horta
La iglesia inicial de Sant Joan d’Horta consta que fue fundada sobre el siglo X. Sufrió ataques en succesivas incursiones hechas por los almorávides (1), especialmente fruto de los cometidos sufridos entre 1107 y 1115 que acabaron con Barcelona (2). Como resultado de estos ataques, la iglesia queda muy dañada. A finales del siglo XII, la iglesia fue reconstruida por Guillem d’Orta, linaje que dio nombre al territorio, y finalmente fue consagrada en el 1260. La torre de defensa de los Orta se transformó en una masía fortificada y en escrituras sucesivas las propiedades aparecen como “Dominus domus d’Orta” (3). Conforme pasen los años la casa señorial y las tierras de cultivo fueron conocidas como Can Cortada.
La antigua iglesia de Sant Joan d’Horta estaba situada al final de la actual calle Campoamor y era sufragánea de la parroquia de Sant Genís dels Agudells, pero finalmente en el año 1860 se lleva a cabo definitivamente el proceso de disgregación. El pequeño cementerio del pueblo de Sant Joan d’Horta, como era habitual en la época, estaba situado en un terreno anexo a la iglesia.
Constan entierros de la familia Orta desde el siglo XIII: el 13 de diciembre de 1208, Pere Orta (posiblemente hijo de Guillem d’Orta) fue enterrado en la capilla de Sant Joan d’Horta siguiendo las indicaciones que dejó anotadas en su testamento. Destinó cincuenta sueldos para pagar el coste de su entierro, además de conceder una donación de nueve sueldos a la iglesia. A su hijo Bernat (nuevo señoror de Orta) le dejó todos sus bienes excepto la propia capilla de Sant Joan d’Horta (4).
En terrenos de la iglesia vieja se estableció en 1912 el Club de Tenis de Horta (5) (actualmente llamado “Nick Club Padel Barcelona”). Su campanario, que habia resistido la embestida de las llamas de la Semana Trágica en 1909, seguía en pie envejeciendo el paisaje, pero lamentablemente un elemento tan importante y representativo fue derrumbado y desapareció en el 1929.
Actualmente se pueden contemplar los últimos restos de la iglesia entre los cuales destaca la que fue en su momento la puerta del cementerio parroquial, detrás del muro del club situado en la calle Rembrandt (6). Estas ruinas se distribuyen entre la pared de la antigua rectoría y las instalaciones deportivas del club.
Han pasado ya muchos años y todavía hoy en día no se ha hecho nada para dignificar un espacio con tanta historia, a pesar de las reivindicaciones de los vecinos.
Las cercanías de Barcelona. Imagen procedente de: https://ahcbdigital.bcn.cat/es/biblioteca/detalle/ahcb-d006747 BIBLIOTECA DIGITAL ARXIU HISTÒRIC DE LA CIUTAT DE BARCELONA. Guía-cicerone descriptiva, estadística è histórica del forastero. Autor: Josep Fiter Inglès. Editor Casa Provincial de la Caridad, 1888, nº de pàgines, 144
La nueva iglesia de Sant Joan d’Horta
La primera iglesia de Sant Joan d’Horta fue construida en el siglo X pero no fue consagrada hasta el año 1260. Estaba situada cerca de Can Cortada pero quedaba alejada del núcleo más poblado del municipio. En consecuencia se decidió construir una nueva iglesia más cerca de los ciudadanos. El 24 de junio de 1905 se colocó la primera piedra, que procedía del antiguo edificio de la iglesia, en un terreno cedido por el Conde de la Vall de Merlès. Para la construcción del nuevo templo, se hicieron servir parte de las piedras de la antigua parroquia.
En la primera decada del siglo XX, Horta todavía conservaba su renombre de lugar saludable y tranquilo, alejado de los movimientos reivindicativos que sufría la ciudad de Barcelona. A pesar de todo no se libró de los hechos luctuosos de la Semana Trágica en el 1909 que comportaron el incendio de la antigua iglesia parroquial y el convento de las Dominicas de la calle Campoamor.
El incendio de la antigua iglesia estimuló las obras de la nueva, y finalmente el 16 de enero de 1911 se inauguró una parte del nuevo templo. El mismo día, el arquitecto Ramón Riudor, encargado de su construcción, dejó el proyecto por motivos de salud, y fue relevado por el reconocido arquitecto Enric Sagnier (7) que dirigió las obras a partir de entonces. Al siguiente año se edificó la casa rectoral y se colocaron en la iglesia vidrieras procedentes de la casa Rigalt i Granell. La inauguración del conjunto tuvo lugar en octubre de 1917.
Para su construcción se contó con donaciones y aportaciones de muchos feligreses. Por poner un ejemplo, las señoras Concepción y Anna Planàs Armet, propietarias de Can Marcet, donaron el altar del Sant Sacrament con la imagen de la Mare de Deu dels Dolors.
Durante la Guerra Civil el templo fue nuevamente incendiado. Afortunadamente poco después del fin del conflicto se inició su reconstrucción. En 1980 se inauguró el portón y el tímpano de la fachada, obra del pintor J. Torras i Viver (8).
Nueva iglesia de Sant Joan d´ Horta. Autor de la fotografía: Andrés Paredes Úbeda
El nuevo Cementerio de Horta
A medida que la población de Horta iba creciendo, el cementerio se quedó sin espacio para dar sepultura a nadie más. Al igual que las condiciones pésimas de algunas tumbas (9), también eran fuente de preocupación como demuestran los escritos de 1863 y 1864 (10), a causa del evidente estado de degradación de este cementerio, el 8 de febrero de febrer de 1865 se toma la decisión de construir uno nuevo.
La cesión del terreno para la construcción de esta nueva necrópolis, se suele atribuir al Marqués de la Vall de Ribes, pero muy probablemente, fue de Don Mariano de Oriola y de Cortada (11) quien tuvo este gesto, tal y como se puede leer en las actas del municipio: “en el campo de Don Mariano de Oriola y de Cortada sito en las inmediaciones de la cantera de Baliarda” (12).
El nuevo Cementerio de Horta fue inaugurado en el año 1867. Está ubicado en el barrio de Horta, en el distrito de Horta-Guinardó de la ciudad de Barcelona, en el entorno inmediato de la vertiente de Collserola. Su nivel de protección se inscribe dentro de la categoría de “Bienes con elementos de interés (C)” (13).
Este cementerio tiene planta rectangular, todo y que en el lado contrario a la puerta, tiene una ligera inclinación, pudiendo definirse como en un trapecio rectangular. Queda dividido, por dos ejes, uno longitudinal y el otro transversal, que se cruzan completamente, en cuatro islas. En estas cuatro islas, se encuentra la parte monumental con las tumbas y panteones. Como sucede en la mayoría de cementerios, una hilera de nichos envuelven la necrópolis, ejerciendo la función de muro del recinto. Los vértices del cementerio se han destinado a las instalaciones logísticas y administrativas, habiendo ubicado un almacén, un edificio para servicios y un acceso para los vehículos.
El nuevo cementerio inaugurado en el 1867. Autor de la fotografía: Andrés Paredes Úbeda
En un inicio la puerta de entrada al recinto se pensó para el lado de montaña, cerca de cal Notari. En este lugar se situaba un burote, estructura generalmente formada por una barraca de madera instalada en los accesos a las poblaciones donde unos funcionarios llamados «panots» se encargaban de recaudar «el impuesto de paso». Es decir, el burote realizaba funciones de aduana y control de mercancías. En el libro «Gent Popular d’Horta», Mingo Borràs (14) describe la situación que se producía en algunos entierros cuando el carro que cargaba al difunto llegaba al burote. Como la ley marcaba que tenía que pagar el derecho de transporte, para ahorrarse el impuesto se descargaba el féretro y se llevaba sobre las espaldas o se transportaba en una pequeña carretilla que empujaba el propio personal del sepelio fúnebre.
A mediados del siglo XX, el acceso se cambió al lado contrario del cementerio. Ya que la otra entrada antigua no se utilizaba, en aquel punto se instaló la capilla.
Con el paso de los años, el recinto funerario se convirtió en un espacio integrado en la comunidad. Ciudadanos vinculados con la historia de Horta (políticos, intelectuales, artistas o industriales) tuvieron su última morada, mientras que familias acomodadas, decidieron reposar eternamente en el bucólico cementerio y encargaron la construcción de notables y elaborados monumentos funerarios. Un paseo entre las sepulturas más antiguas significa realizar un viaje de más de ciento cincuenta años descubriendo una parte de la historia de Horta.
La puerta del Cementerio de Horta
La actual puerta del Cementerio de Horta, fue construida muy probablemente alrededor del año 1958, cuando se cambió el acceso a la parte contraria de donde había estado situada hasta entonces, al lado del antiguo camino. El antiguo espacio, se aprovechó para construir una pequeña capilla (15).
Se accede al cementerio mediante una puerta estilo neoclásica, realizada con el sistema arquitectónico de arquitrabado. Dos pilastras situadas en sus extremos y apoyadas sobre unos pedestales ejercen la función de elemento de soporte del conjunto. Un pequeño muro, compuesto por una hilera horizontal de sillares con las juntas alineadas, las separa dos pilastras más. Estas dos pilastras interiores, y de dimensiones más reducidas, son de estilo toscano y reposan sobre un pedestal mientras flanquean la puerta central de hierro.
Por lo que se refiere a los elementos de soporte, el entablado está formado por un arquitrabe y un friso no ornamentado sobre el cual descansa un frontal. En los extremos del frontal hay dos pináculos que imitan la forma de una urna funeraria. El frontal está coronado por una cruz latina encuadrada.
El diseño de la fachada se repite en la parte interna del cementerio, de manera que se ve lo mismo cuando entra que cuando sales. La puerta tiene dos dependencias que la flanquean y que actualmente se destinan a servicios y oficinas.
El neoclasicismo no sólo fue un estilo muy presente en la renovación de las ciudades catalanas en la primera mitad del siglo XIX, sino que también fue el estilo protagonista de los primeros cementerios catalanes, especialmente por su estrecho vínculo pagano con la muerte y su simbología. El Cementerio de Poblenou, el de Girona y el de Mataró son un buen ejemplo.
La capilla del Cementerio de Horta
En el año 1957 Santiago Udina, responsable de los cementerios de Barcelona, ordenó que en los cementerios de la ciudad que no tuviesen capilla se les construyera una. “La Vanguardia” dejó testimonio de este hecho.
“Durante el mandato de don Santiago Udina, como teniente de alcalde de Cementerios este edil hizo cuestión de honor el que las necrópolis barceloneses tuvieran impecablemente organizados los Servicios religiosos que son fundamentales por su condición de recinto sagrado. Así primero por iniciativa del señor Udina se habilito una capilla en el cementerio de Horta que fue bendecida por el señor arzobispo y ahora se completa el servicio”(16).
En la parte opuesta a la puerta y en posición simétrica a esta, encontramos la capilla de estilo ecléctico, formada por un paramento liso de sillares regulares. Construida en el año 1958, fue situada en el mismo lugar donde antes había un antiguo acceso. De nuevo “la Vanguardia” explicaba este hecho:
“En el Cementerio de Horta, aprovechando el atrio de entrada al mismo, que había quedado sin utilización, al trasladar el acceso a la necrópolis a la parte contraria, se ha habilitado una capilla, como propia del Cementerio, ya que el mismo carecía de ella. Se trata de un pequeño local, en el cual cabe justamente el altar y el celebrante con sus ayudantes y se colocará en el mismo la imagen del Santo Cristo. La bendición tendrá lugar con motivo de estas fiestas, el día de Todos los Santos por la tarde, a las cuatro y media, al término de la procesión de visita al Cementerio que la parroquia de Horta organiza todos los años en esta festividad” (17).
Se accede a la capilla a través de una puerta de hierro enmarcada por un arco de punta redonda que descansa sobre un zócalo sobresalido. La llave del arco tiene forma de trapecio isósceles invertido y está decorada con el relieve de un crismón: un monograma de Cristo realizado con las dos primeras letras de su nombre en griego. La cubierta es plana con un frontal formado por una cornisa moldeada con formas sinuosas de inspiración barroca. En su interior hay un altar de influencia clásica realizada en mármol.
Capeilla del cementerio de Horta construida en el 1958 donde antiguamente hubo un acceso al recinto. Autor de la fotografía: Andrés Paredes Úbeda
Quién construyó el Cementerio de Horta?
Parece que nadie se ha planteado quién fue el arquitecto que construyó el Cementerio de Horta. Según las actas del Pleno de Sant Joan d’Horta del año 1867, fecha de la construcción del actual cementerio, se comenta que el maestro de obras del municipio en aquel momento era Josep Maria Folch i Brossa. También se menciona que empezaría a trabajar conjuntamente con el maestro de obras Federico Farreras. Podemos deducir entonces que como sucedió en otros cementerios catalanes, muy probablemente los maestros de obras municipales mencionados fueron los encargados de llevar a término esta empresa. En estas actas también se menciona que Federico Farreras recibió un pago por la colocación de una cruz en el Cementerio (18).
Todo y que la hipótesis tiene consistencia, no hay ningún plano ni documento con información adicional que lo verifique.
Josep Maria Folch i Brossa, maestro de obras titulado en el año 1855, realizó un centenar de obras en Gracia, Sant Gervasi de Cassoles y Barcelona. También publicó diversos escritos sobre arquitectura, entre los que destacamos “Álbum de arquitectura o Vignola de los arquitectos” realitzado en el año 1864 (19), donde él mismo se presenta como maestro de obras, director de caminos vecinales y agrimensor. Por lo que se refiere al Cementerio de Horta, Folch, supervisó la construcción del panteón de la familia Rafael Sabadell en el año 1868 (20), justo un año después de su inauguración, hecho que también lo vincularía con la creación de la necrópolis.
Federico Farreras y Vilallonga trabajaron profundamente en la ciudad de Barcelona. Según los archivos existen más de quinientos trabajos en los que colaboró o dio su aprobación como a maestre de obras municipal. Probablemente realizó dos cruces: la cruz, actualmente ilocalizable, mencionada en las actas del Pleno de Sant Joan d’Horta del año 1867, y la cruz de la tumba de Gaietà d’Amat i d’Amat. También realizó la construcción del Panteón de la familia Crehuet. Su vínculo con el Cementerio de Horta es evidente, ya que fue enterrado en el nicho numero 125.
Lápida de Federico Farreras y Villalonga en el mismo cementerio de Horta. Federico Farreras fue el verdadero promotor del recinto funerario, tal y como se pudo demostrar documentalmente el fotógrafo Andrés Paredes Úbeda. Autor de la fotografía: Andrés Paredes Úbeda
El transporte funerario: del antiguo Cementerio parroquial al nuevo Cementerio de Horta
La necesidad de transportar los difuntos a los nuevos cementerios, alejados de los núcleos urbanos por motivos de salubridad, originó la creación del transporte funerario. El ayuntamiento decretó, en el año 1835, que los cadáveres se debían transportar mediante carrozas fúnebres, sustituyendo el oficio de portadores de difuntos, es decir, personas que los llevaban sobre sus espaldas o sobre parihuelas (21).
Todo y que la medida no les gustó a los ciudadanos, el alcalde no cambió su decisión, y un año más tarde, cuando la primera carroza fúnebre es dirigida hacia el camino del cementerio de Poblenou, una gran multitud se aglutinó en señal de protesta (22). Con el paso de los años, el recorrido de la comitiva se convirtió en un entretenimiento más para la población: para algunos como muestra de respeto a la familia y para otros como una simple curiosidad para contemplar el espectáculo.
Con la construcción del nuevo cementerio de Horta, inaugurado en el año 1867, se abandonará el antiguo cementerio parroquial y se tuvo que transportar a los difuntos con carrozas fúnebres. A principios del siglo XX empieza a aparecer en la prensa una funeraria instalada en Horta, «La Condal», situada en la calle Fulton número 5. En el año 1917 también había una sede de la Unión de Empresarios de Pompas Fúnebres situada en la calle Major d’Horta número 27 (23).
Mingo Borràs explica en su libro «Gent Popular de Horta»(24), una anécdota relacionada con la desaparecida pastelería Mayol situada en el Carrer d’Horta número 57. El aprendiz había acabado de repartir los pedidos y cuando volvía de la tienda, se encontró con su padre, empleado de la funeraria, el cual volvía del cementerio y se iba hacia Horta. El chico quiso volver cómodamente con el carro fúnebre y se sentó en el espacio donde van los féretros. Los vecinos pensaron que el aprendiz estaba repartiendo los pedidos con un carro fúnebre. Parece ser que aquel día el chico hizo su último reparto para la histórica pastelería.
El transporte funerario en Horta. Autor de la imagen: Andrés Paredes Úbeda. Recreación de una fotografía realizada por el mismo autor
Cruz del pueblo de Horta. Eje central
En el centro del cementerio, donde se cruzan sus dos ejes, se levantó una cruz latina de piedra grabada en su base por los cuatro lados con la siguiente inscripción:
“Lo dedica al pueblo de S. Juan de Horta, Septiembre de 1880. Marqués del valle de Ribas”. En el otro lado recuerda que fue levantada en el año 1880 por “M. Y. S. D. Hermenegildo de Llauder y de Bransí, Marqués del valle de Ribas”.
Se podría deducir a partir de esta inscripción que Hermenegildo de Llauder, Marquès de la Vall de Ribas, fue el patrocinador del Cementerio de Horta, ya que en ocasiones se colocaba un monumento o placa en los cementerios en honor a los benefactores que cedían las tierras o financiaban su construcción, pero parece ser que este no es el caso. Según la búsqueda realizada, en el año de la inauguración del Cementerio los terrenos eran propiedad de Marià d`Oriola-Cortada y d’Ibañez-Cuevas (25) (Conde de la Vall de Merlès) quienes lo cedieron para que se construyera la necrópolis, mientras que Llauder sólo patrocinó la cruz.
Inscripciones que recuerdan cuando el pueblo de Horta todavía era un municipio independiente. Autor de la fotografía: Andrés Paredes Úbeda
El valor patrimonial de esta cruz es significativo, ya que se trata de un elemento monumental que recuerda el pasado de un municipio independiente: el pueblo de Horta. En la mayoría de cementerios se colocaban cruces o cruces de término de un gran valor histórico-artístico, todo y que desgraciadamente, debido a su antigüedad, su origen acaba siendo incierto, como sucede por ejemplo con el Cementerio de Masnou (26).
REFERÉNCIAS:
(1) RUIZ-DOMÈNEC, José Enrique. Cuando los vizcondes de Barcelona eran Historia, crónica y documentos de una familia catalana de los siglos X, XI i XII, Lleida, Pagès Editors, 2016. pp. 161-162.
(2) FERNÁNDEZ-CUADRENCH, Jordi “L’estat que no va ser: catalans i occitans entre els segles VIII i XIII”. Por el octavo centenario de la batalla de muret, Boletín de la Sociedad Catalana de Estudios Históricos, nº25, 2014, pp. 47-85.
(3) COL.LECTIU CULTURAL I ECOLOGISTA AGUDELLS, La Torre Subirana i L’antic Casal Dels Horta. [Consulta: Juliol 2020]. Disponible en: http://col.lectiuagudells.blog.cat/2012/08/14/la-torre-subirana-i-lanticcasal-dels-horta/
(4) MATEO, Gemma. “A l’entorn d’Horta medieval”. Finestrelles, [en línia], 2009, Núm. 14, pp. 199-15, https://www.raco.cat/index.php/Finestrelles/article/view/214679
(5) Idem.
(6) CASINOS, Xavi. “Un siglo de tenis sobre el antiguo cementerio de Horta”, La Vanguardia”, Edición digital, 19 de Novembre de 2016.
(7) CONTEL, JOSEP M. “L’església d’Horta”, Ajuntament de Barcelona, Julio de 2007 [Consulta: Julio 2020]. Disponible en: https://ajuntament.barcelona.cat/horta-guinardo/ca/coneixeu-el-districte/la-historia/episodishistorics/lesglesia-dhorta.
(8) Idem
(9) AAVV. Els barris de Barcelona: Gràcia, Horta-Guinardó, Nou Barris, Volum 3, Enciclopedia Catalana, 1997, p. 115
(10) Archivo Municipal del Distrito de Horta-Guinardó. Actas 1863 i 1864. Número de expediente: Vol 07 y Vol 08
(11) Archivo Municipal del Districto de Horta-Guinardó. Actas 1867. Número de expediente: Vol 11
(12) Archivo Municipal del Districto de Horta-Guinardó. Actas 1865. Número de expediente: Vol 09
(13) En el año 2010, la nueva Ley de Urbanismo (DECRETO LEGISLATIVO 1/2010, de 3 de agosto) abfe un nuevo horizonte en lo que se refiere a la protección patrimonial. Según indican los artículos 59 y 71 de esta ley, para que sean efectivas las medidas urbanísticas se pueden crear planes de ordenación urbanística municipal donde conste un catálogo de bienes a proteger. En el caso del Ajuntament de Barcelona, los planos otorgan cuatro categorías diferentes de protección: el nivel “A” que corresponde a los bienes culturales de interés nacional; el nivel “B” que serían los bienes culturales de interés local; el nivel “C” que pertenece a una nueva categoría, la de bien de interés urbanístico que es competéncia exclusiva del Ajuntament de Barcelona como el caso del Cementerio de Horta; y para finalizar el nivel “D” que son lps bienes de interés documental.
(14) BORRÀS i TORELLÓ, Mingo. Gent popular d’Horta, Barcelona, Editado por Hortavui, impreso El Tinter, 2005, tercera edición.
(15) La Vanguardia, 1 de Noviembre de 1958, p.18
(16) La Vanguardia, 2 de Noviembre de 1957, p.19
(17) La Vanguardia, 1 de Noviembre de 1958, p.18
(18) Archivo Municipal del Distrito de Horta-Guinardó. Número de registro: Vol 11
(19) ENCICLOPEDIA CATALANA “Josep Maria Folch i Brossa”, [Consulta: Julio 2020]. Disponible en: https://www.enciclopedia.cat/ec-gec-0027307.xml
(20) Archivo Municipal del Distrito de Horta-Guinardó. Número de expediente 006
(21) CABALLE Y CLOS, Tomas. EVOCACIONES HISTORICAS BARCELONESAS, Barcelona, Fomento de la Producción Española, 1941.
(22) Col·lecció de carrosses fúnebres : cementiris de Barcelona , Barcelona, Ajuntament de Barcelona, Cementiris de Barcelona, 2013 p.11.
(23) Costa de Ponent, segona època, número 4. 21 de julio de 1917.
(24) BORRÀS i TORELLÓ, Mingo. Gent popular d’Horta, Barcelona, Editado por Hortavui, impreso El Tinter, 2005, tercera edición
(25) 25 Archivo Municipal del Distrito de Horta-Guinardó. Actas 1867, número de expediente: Vol 11
(26) RICO VÁZQUEZ, M i ROIG LERONES, M. El cementiri del Masnou, un museu a l’aire lliure (segles XVIII – XXI), Masnou, Ajuntament del Masnou, Patronat Municipal. 2006, p. 161
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